Genomas, asesinos en serie y Sci-Fi.

En los últimos años, se ha puesto de moda, sobre todo en países anglosajones, determinados test de ADN que revelan tu genealogía y el origen de tus ancestros. Un ejemplo de estos test es el conocido 23andme.

El método de realización de esta prueba es muy sencillo: se trata de un kit en el que viene un hisopo estéril que hay que frotar por las paredes de la mucosa oral, posteriormente el hisopo se introduce en un tubo y se envía al laboratorio para su análisis. Los resultados de la prueba suelen tardar entre 6 y 8 semanas. La aplicación de dichas pruebas de ADN es diversa, y puede suponer una gran ayuda en aspectos como investigaciones policiales. Ejemplo de ello es el caso del famoso asesino de Golden State, que cometió casi 50 violaciones y 12 asesinatos en Sacramento (California), entre los años 1974 y 1986. Para logar encontrarlo, la policía se valió de la base de datos de una web de genealogía, en la que descubrieron que el ADN encontrado en antiguas escenas del crimen del sospechoso correspondía con el ADN de familiares del asesino. Tras esto, la policía estrechó el cerco centrándose en factores como la edad, el sexo y los lugares donde pudo haber vivido el sospechoso en la época en la que se cometieron los asesinatos. Una vez que encontraron el nombre del supuesto asesino, obtuvieron nuevas muestras de su ADN, y comprobaron que coincidían con las muestras ya recogidas de las primeras escenas del crimen que le llevaron a convertirse en uno de los principales sospechosos. Es en este punto donde entra en juego el tema de la privacidad. Estas webs de genealogía llevan sus controles de manera muy rigurosa, y no pueden distribuir ningún tipo de dato acerca del cliente. Aunque es cierto que algunas empresas establecen en sus términos y condiciones que el ADN puede ser utilizado en según qué circunstancias. Imaginemos una sociedad futura en la que el ADN viniera incluido como un dato más en el documento de identidad, y pudiera facilitar información genética muy valiosa de cada una de las personas. En este plano, por ejemplo, muchas empresas tendrían la capacidad de negar seguros a todo aquel que tenga una predisposición a contraer una determinada enfermedad por su genética.

La importancia de la genética y su control se plasma muy bien en la película Gattaca (Andrew Niccol, 1997), en la cual se muestra un mundo distópico en el que los niños son creados en laboratorios mediante fecundación in vitro. Las avanzadas técnicas en la ingeniería genética hacen posible la ausencia de enfermedades, así como la prolongación de la vida. Los padres, incluso, tienen el poder de elegir determinados factores como el color de ojos y pelo, la altura o el sexo. Las personas mejoradas genéticamente tendrán un mayor número de oportunidades frente a aquellos que han sido concebidos de forma tradicional, como, por ejemplo, el poder ser seleccionado como astronauta y colono espacial, trabajo para el cual es indispensable poseer una serie de características, como una inteligencia superior, buena visión y alta resistencia física. Gattaca plantea la idea de si una sociedad en la que todo el mundo tiene un genoma impecable, puede ser tan perfecta como parece. El protagonista es un inválido, es decir, una persona genéticamente inferior, y que además ha nacido con una enfermedad cardíaca por culpa de la cual, los médicos le auguraban pocos años de vida. Su sueño es formar parte de la corporación aeroespacial Gattaca, y convertirse en astronauta, pero su condición no se lo permite. Por el contrario, su hermano posee una herencia genética envidiable y ha gozado de infinitos privilegios. Entre los dos se creará cierta rivalidad en la que sobresale el afán de superación del protagonista, frente al conformismo y la pasividad del hermano, que piensa que el genoma es lo único necesario, por lo que no habrá que esforzarse para lograr ninguna meta. La cuestión que nos presenta la película es, precisamente, si en un futuro se podría vivir en una sociedad totalmente controlada por la genética, en la que no se realizaran entrevistas de trabajo, porque una simple muestra de orina o de sangre sería suficiente para conocer tus aptitudes. Pero, ¿el ser humano es solamente genoma? ¿Realmente es lo único que nos determina? ¿Debe ser el hombre el que genere sus propias capacidades y oportunidades, o habrá que dejarlo en manos del genotipo?

Claudia López Ortiz y Víctor Bárcenas Bermejo - 1º Laboratorio Tarde